Hemos leído y escuchado mucho en la actualidad acerca del
supuesto machismo de la Biblia y de Dios, es un discurso que incluso se escucha
en ciertos círculos cristianos. El propósito de este post es poner de
manifiesto el carácter de Dios con respecto a este tema. Trataré de mostrar
evidencia bíblica de cuál su apreciación acerca del género femenino y veremos
que muy lejos de ser machista, nuestro Padre reivindica a cada paso a las
mujeres, Jesús y la iglesia primitiva fueron totalmente trasgresores y avanzados
en cuanto al comportamiento hacia la mujer.
En primer lugar, vamos a ver cuál era el lugar de cada uno
en el huerto
La situación ideal
Aquello que es diseño de Dios, sin mutación, lo encontramos
en el huerto, antes de la caída del ser humano, cuando la humanidad tenía
conexión directa con su Creador y la relación espiritual estaba intacta.
Y creó Dios al hombre
a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Génesis 1:27
La Biblia es inspirada por Dios, pero las traducciones, a veces,
no terminan de reflejar lo que dice el original. En este caso, quedaría mejor
decir. “Creó Dios a la humanidad”,
ya que el vocablo hombre se puede
confundir con el género masculino. Él creó a la humanidad, varón y hembra los
creó. Y les dio la comisión de reproducirse y gobernar la tierra. Notemos que
no pone a ninguno sobre el otro, no nombra un “jefe” en esta primera pareja;
esto es porque vivían en una perfecta teocracia,
quien tenía la autoridad era Dios, ambos estaban sujetos a Él
En el segundo relato de la creación, el de Génesis 2,
encontramos el siguiente pasaje.
Y dijo Jehová Dios: No
es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Génesis 2:18
En primer lugar, vamos a desmitificar el tema de la soledad
de Adán, este primer hombre no andaba llorando porque no tenía compañera, él
estaba completo en Dios. Nuevamente, aquí se entendería mejor: “No es bueno que
el hombre sea el único”, y es
entonces cuando le hace una contraparte, la mujer. Literalmente idónea es
“alguien que está en frente”, o sea que puede tener el panorama que el hombre
no tiene y viceversa. Aquí tenemos una sociedad igualitaria.
Nada nos sugiere en estos dos pasajes que haya, en la mente
de Dios, predominancia de un género sobre el otro.
EL SER HUMANO EN SITUACIÓN IDEAL NO NECESITABA QUE NADIE
EJERCIERA LIDERAZGO. SI AMBOS PODÍAN ESCUCHAR A DIOS Y TENER COMUNIÓN CON ÉL, YA
TENÍAN QUIEN LOS LIDERARA, El MATRIMONIO ERA UNA SOCIEDAD DE IGUALES VIVIENDO
BAJO UNA VERDADERA TEOCRACIA
La cuestión del pecado
En Génesis 3 tenemos el principio del desastre. La caída del
hombre y su corte con Dios lo dejó sin liderazgo. Dios no le dio el liderazgo
al varón, pero anticipó que, como consecuencia del pecado, el hombre querría
ocupar el lugar de liderazgo y “señorearía” sobre la mujer, quien se vería más
vulnerable (en casi todas las especies de mamíferos la hembra es más vulnerable
a causa de la preñez y luego de cuidar las crías). Naturalmente hay momentos en
que la mujer debe ser protegida, no por una debilidad innata sino por su
condición. El hombre caído tomaría ventaja de ello y prevalecería sobre la
mujer.
A la mujer dijo:
Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz
los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Génesis
3:16
Esto no es una maldición, sino una visión profética de lo
que sucedería, el hombre caído imponiéndose sobre la mujer.
Esto se repite a lo largo de toda la historia, en casi todas
las culturas, religiones y sociedades. En la actualidad hay un movimiento de
liberación femenina que trata de revertir eso con leyes externas al corazón del
hombre. Pero los verdaderos cambios se producen desde el corazón y se trasladan
hacia afuera.
En el tiempo de la gracia
Estamos viviendo el tiempo de la restauración de todas las
cosas. Mucho se ha hablado del reino teocrático, pero su aplicación no puede
ser en la iglesia o la sociedad si primero no es en el corazón del hombre y en su
familia. Se escucha decir que, en la familia, quien tiene la última palabra es
el hombre, para los que están en Cristo esto no debería ser así, la última
palabra la tiene Dios. Si una pareja no logra un acuerdo sobre una cuestión,
debería orar y preguntarle al Padre qué opina Él, cómo ve esto; si lo profético
no nos sirve para el hogar, entonces no es profecía, ¿De qué me vale tener
revelación para dar a otros si no logro escuchar a Dios en mi propio hogar,
para mantener la comunión? ¿Con esto estoy diciendo que la mujer no se debería
sujetar al hombre? (argumento muy amado por algunos, que les gusta leer lo que
el Padre les pide a ellas, en vez de tratar de cumplir lo que se les pide a
ellos) ¡De ninguna manera esto es una apología de la anarquía! Mientras Dios
restaura todas las cosas hay lineamientos de orden y todos debemos sujetarnos a
alguien: las casadas a sus esposos, los hijos a sus padres, los esclavos a sus
amos, etc.
Dios y su historia con las mujeres
Algunos argumentan que Dios es machista porque eligió hombres para las tareas principales. Simplemente adaptó su plan a la “realidad” fabricada por el hombre, no sería fácil que una mujer fuera escuchada y menos seguida; pero nunca tuvo en poco a las mujeres, dotó a muchas de ellas de capacidades especiales, tal como Débora, liderando Israel en tiempo de anarquía y registrando el accionar de muchas de ellas, como Abigail, Esther, Ana la madre de Samuel, María hermana de Moisés, Sara, Rebeca, Raquel, la esclava de Naamán, la sulamita, la sabia madre del rey Lemuel, etc. Tanto el Antiguo como en Nuevo Testamento registran a muchas mujeres, les atribuyen acciones heroicas, valientes, esforzadas, sabias, fieles. Sin embargo, nadie verá nada donde no quiere verlo.
En un mundo donde la mujer no valía nada, la ley establecía que, si un hombre moría sin heredero varón, sus hijas serían herederas.
En la ley vemos el cuidado de Dios por la mujer, si un hombre quería divorciarse de su esposa tenía que darle un documento donde constara que no era por causas indignas; en el caso de que un esposo calumniara a su esposa y se demostrara esa calumnia, tendría que pagar un alto precio en plata; si un hombre abusaba físicamente de una joven comprometida con otro hombre, tendría pena de muerte (ni siquiera hoy hay pena de muerte por una violación). Todo esto se encuentra en los capítulos 22 y 24 de Deuteronomio. Dios cuidaba aun de las mujeres cautivas de guerra, no se les permitía violarlas, si alguna le era agradable a un hombre, tendría que llevarla a su casa, dejarla hacer duelo por un mes sin cohabitar con ella y luego tomarla en carácter de esposa, si decidiere no conservarla no podría venderla como esclava, sino darle libertad, quizás parezca muy duro este trato, pero es, por lejos, mucho más respetuoso y compasivo que lo que hacían otros ejércitos, que violaban, torturaban y mataban a las mujeres por diversión. (Deut.21)
Pero además de todas estas cosas, nuestro Padre pone la
felicidad de la mujer como una prioridad para el marido:
Cuando alguno fuere
recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre
estará en su casa por un año, para
alegrar a la mujer que tomó. Deuteronomio 24:5
Jesús el primer feminista
Cuando digo que Jesús era feminista no lo digo en el sentido que hoy se le da a la palabra sino como quien procura dar lugar de igualdad de oportunidad a las mujeres y los hombres. Se rodeó de mujeres
Aconteció después, que
Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio
del reino de Dios, y los doce con él, y
algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de
enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete
demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas
que le servían de sus bienes. Lucas 8:1-3
Él tuvo un trato amable y amistoso, trayendo nueva luz con respecto al trato hacia ellas. No discriminó a las prostitutas, sino que, por el contario, dijo de ellas que llegarían antes al reino que los mismos fariseos ¿Puedes imaginarte el revuelo? Imagínate que hoy alguien se dirigiera ante una eminencia religiosa y le dijera que las prostitutas están más cerca de llegar a Dios que él, eso multiplícalo por cien, debido a la mentalidad de la época. Perdonó a la mujer sorprendida en adulterio; los religiosos, si la habían sorprendido en el acto delictivo, podrían haber apresado también al hombre, pero se enfocaron en la mujer, Jesús fue misericordioso con ella. Con la samaritana del pozo, una mujer de moral cuestionable, Él provocó el diálogo. Se dejó tocar por la mujer del flujo de sangre, una mujer que ante la ley estaba inmunda, no le recriminó haberlo contaminado, sino que la alabó por su fe y la lista es muy larga. Pero baste decir que el precio que se pagó por Él fue el de una mujer (Lev.27:3), treinta monedas de plata.
La mujer en la iglesia primitiva
Vemos en el libro de los hechos el rol de la mujer: sobre ellas vino el Espíritu, hablaron en lenguas y testificaron de Jesús. Fueron diaconisas, como Febe; maestras, como Priscilla, apóstoles, como Junias; profetizas, como las hijas de Felipe, Juan dirige su segunda carta a una señora y a la iglesia que se reúne en su casa (normalmente las cartas iban dirigidas e los principales de la congregación). Pablo insta a las mujeres mayores a enseñar a las más jóvenes.
En la segunda venida, a la iglesia se la identifica con una
mujer, la novia de Cristo.
Podría hablar muchísimo más, pero el espacio no lo permite. Que nos quede en claro que Dios Padre, Hijo y Espíritu, no discrimina ni desprecia a la mujer, sino que los resabios del viejo hombre y la religiosidad obtusa son los que han permitido el machismo dentro de la iglesia, pero estamos avanzando a la restauración de todas las cosas, donde, como dijo Pablo “ya no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo”
Estela Ortiz