Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor. Hechos 19:20
El cambio que vemos en la ciudad de Éfeso, a causa de la predicación de la Palabra de Dios es sencillamente impactante. Es el sueño hecho realidad de todos los que tenemos el peso por nuestra sociedad actual y una muestra de que algo tan sencillo como predicar el evangelio de manera perseverante puede trastornar el mundo entero.
Éfeso era un centro de superstición, la gente venía de todos lados a comprar paños mágicos para sanarse de enfermedades, las mujeres estériles acudían a comprar pociones para poder concebir. La brujería y la hechicería eran un mercado muy fuerte en esta ciudad. Pero vemos que. al venir a Cristo, la gente era convencida de su pecado, de tal manera que aun se despojaban de los libros de magia. Tenemos que tener en cuenta que los libros eran extremadamente caros en aquella época, tal vez leamos por arriba que lo que quemaron equivalía a cincuenta mil piezas de plata, pero podemos dimensionar la cifra si tenemos en cuenta que representaría el salario de ciento treinta y siete (¡137!) años de trabajo ininterrumpido. Considerando un salario mínimo de un trabajador de nuestra Latinoamérica, esa suma sería el equivalente actual a no menos de cinco millones de dólares. Considerando que la codicia no es un mal moderno, vemos la entrega y conversión de estas personas, que quemaron fortunas en libros que eran contrarios a la enseñanza que estaban recibiendo. ¡Eso es lo que anhelamos para nuestras ciudades! Que la gente se aleje de aquellas cosas pecaminosas que son culturales y no encuentre excusas para ello sino que lo haga voluntaria y gozosamente.
Por otro lado vemos, desde el versículo veintitrés en adelante de Hechos 19 una historia emocionante. Los plateros, que se habían enriquecido haciendo templitos en miniatura para venderlos como souvenir a los turistas que venían al templo de Diana (una de las siete maravillas del mundo antiguo), temían perder sus ganancias.
a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero. Hechos 19:25-27
Pablo «simplemente» había perseverado en predicar durante dos años, pero el efecto fue tremendo, ¡Los plateros temían por sus ganancias! ¿Te imaginas que los narcotraficantes de tu zona teman quedarse sin «clientes»? Como en la época del avivamiento de Gales, que las tabernas cerraban porque ya nadie iba a «ahogar sus penas» en alcohol.
¡Es emocionante esto de discipular naciones! ¡Vale la pena el esfuerzo, la renuncia, la perseverancia, las oraciones, el amor, todo lo que podamos invertir!
Es nuestro deseo el poder contagiarte de la necesidad, el apremio, el gozo y la urgencia de discipular tu ciudad y tu entorno.
Te sugerimos que puedas volver a leer los post anteriores y le puedas pedir a Dios que te llene de pasión por Él y por la venida de su Reino, ¡Avanza! ¡Él va contigo, en ti y por ti! ¡Tu ciudad gime esperando que te manifiestes!