«Como Moisés no podía dejar de ver la zarza ardiente, así una nación no puede dejar de ver un hombre que arde por Dios.» Leonard Ravenhill
¿Por qué Pablo pudo ser gestor del despertar de toda una ciudad? Porque era un hombre que oraba sin cesar.
Orad sin cesar. 1 Tesalonicenses 5.17
Que clamaba como una mujer de parto para que Cristo fuera formado en los hombres
Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros. Gálatas 4:19
Que contendía batallas espirituales aun por aquellos a los que no conocía.
Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro. Colosenses 2:1
No hay victorias sin vidas rendidas en oración, porque la oración significa dependencia, reconocimiento de la soberanía del Padre, entendimiento de que sin su intervención nada se logra. El que ora ha aprendido a recorrer el camino hasta el trono, para alcanzar misericordia; sin esa familiaridad e intimidad nada podemos recibir.
Podríamos escribir miles de líneas acerca de la oración, recomendate multitud de libros, citar cientos de versículos, mencionar muchas biografías y testimonios de hombres llenos del fuego de la oración. Pero a orar se aprende orando, no hay otra forma, no hay otro método.
Por eso te sugerimos que cierres tu puerta, te desconectes de toda distracción y te sumerjas en la oración que liberta hombres, ciudades y naciones. Que te asocies a la obra que ya comenzó el Espíritu Santo y le digas. «Heme aquí, envíame a mí».
Sugerencias:
1- Pídele al Padre que te traiga a la mente personas, situaciones, lugares por los cuales orar.
2- Una vez que los tengas abre tu boca y comienza a clamar por ello, ¡Eres socio de Dios en esa tarea!
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